martes

Mini entrevista a una actriz

Marina Llambi accedió a contestarme algunas preguntas. Me interesaba que me cuente sus primeros pasos en el teatro. Esto fue lo que contestó.

1.- Si te acordás, ¿cómo fue tu primer acercamiento al teatro?

Desde chica armaba escenas con unas amigas mellizas que luego les mostrábamos a nuestros padres. Bailaba clásico, jazz y actuaba en los actos del colegio. En sexto grado podíamos elegir un taller: cine, teatro, cocina, ajedrez, pintura. Elegí teatro. A fin de año se hacía el acto. La profesora había elegido varias escenas de Romero y Julieta que adaptábamos. A la "actriz" que tenía que hacer la escena del balcón con Romero le dió verguenza y la profesora preguntó: ¿Quien se anima? Hice la escena vestida de blanco con el chico que me gustaba.
2.- ¿Cómo llegaste a la actuación?, ¿qué fue lo que te interesó como para dedicarte a eso?, ¿con quién estudiaste y cómo llegaste o elegiste a tu profesor/a?
Todos los años siguientes seguí en el taller de teatro del colegio. Cuando terminé rendí el ingreso para entrar en el Conservatorio Nacional. No entré. Empecé a estudiar Letras y luego Psicología. Paralelamente hice cursos de actuación: un año con un profesor desconocido que me enseñó mucho, en el Rojas, y entré en segundo año de la carrera de formación actoral de La Casona del Teatro de Beatriz Urtubey. Al terminar, hice con los egresados dos obras infantiles. Al año siguiente decidí volver a intentar en el Conservatorio. Entré. Hice cinco años de carrera. En cuarto año lo tuve como profesor a Guillermo Angelelli, y él fue el elegido para dirigir nuestra residencia: "El Desconcierto". Ahora estoy haciendo un entrenamiento intensivo con él. Creo que no elegí la actuación, por lo menos no desde un lugar racional, siempre estuvo ligada a un lugar de mucho placer. Más que una decisión era algo inevitable. Cuando el placer dió lugar al trabajo, me encontré desorientada. Me costó aceptar que ese espacio que siempre me había resultado gratificante, empezaba a darle lugar al esfuerzo, que no siempre gratificaba. Quiero estar ligada a la actuación, pero no quiero estar atada.
Todos los profesores que tuve me enseñaron mucho, de cada uno podría decir que aprendí. Angelelli fue el que más me sorprendió. Me mostró que había otra manera de hacer las cosas, y una manera que lleva a resultados que me gustan mucho. Muy lejos estoy aún de "haber aprendido", pero sigo intentando...

3.- ¿Recordás alguna obra que te haya gustado especialmente? ¿Cuál y por qué?
La obra que más me gustó, movió y sorprendió fue Xibalbá. La vi siete veces. Ese año lo tuve a Angelelli como profesor y me costaba entender cómo se podía bajar todo lo que nos enseñaba. Ver esa obra fue como ver plasmado todo lo enseñado.

domingo

Reflexiones de una actriz

Marina Llambi es actriz y me mandó este texto para compartir:

IMAGEN EN ACCIÓN

Siempre me enseñaron a trabajar los textos con imágenes. Las imágenes para mí eran pensamientos que me llevaban a decir el texto desde un determinado lugar ligado a una determinada emoción.

Para mi último trabajo en el conservatorio armé un pequeño montaje con tres textos. Uno de ellos era el monólogo de Laurencia de Fuenteovejuna de Lope de Vega. Laurencia fue violada. En el proceso de preparación del trabajo, en el cual me proponía trabajar con imágenes, asocié la sensación de ser violada con la "tortura" de que alguien más fuerte me hiciera cosquillas cuando era chica. Mi método iba a ser acordarme de esa sensación, y decir el texto desde ahí. Guillermo Angelelli me dijo: mostrame la imagen, ¿cómo era cuando te hacían cosquillas?. Me tiré al piso y recreé ese momento. Me dijo: parate y hacé lo mismo. Lo hice. Ahora hacelo con el texto. Nunca ese texto que había dicho muchas veces plasmó mejor la imagen que quería transmitir. Desde ahí entiendo que todo es acción. Imagen, cuerpo y voz sólo son, si son acción.

miércoles

Artaud dixit

"El teatro no es ya un arte; o en todo caso es un arte inútil. Se ha conformado en todo con la idea occidental del arte. Estamos hartos de sentimientos decorativos y vanos, de actividades sin objeto, consagradas solamente a lo amable y a lo pintoresco. Queremos un teatro que funcione activamente, pero en un nivel aun no definido.

Necesitamos acción verdadera, pero sin consecuencias prácticas. La acción del teatro no desborda al plano social. Y mucho menos al plano moral y psicológico."
Antonin Artaud, "Cartas sobre el lenguaje" en El teatro y su doble (1935)

lunes

salió el interpretador

Ya salió el número de junio de El interpretador. Se puede leer en www.elinterpretador.net (cambiaron provisoriamente el dominio, ya volverán al .com)
Esta edición incluye, entre muchas otras cosas, una entrevista que le hice a Mariano Pensotti.

viernes

Fiore di merda

Parece que a Paco Giménez le gusta usar títulos provocadores. A fines del año pasado presentó en el Portón de Sánchez Orto y ocaso, una relectura de los clásicos griegos en clave de talk-show. Igual de explícito resulta su Fiore di merda, el primer espectáculo de Paco Giménez en el teatro oficial estrenado en abril del 2005. Hasta ahora, el cordobés se había manejado dentro de un circuito más independiente. La sala de El teatro de la Ribera, en La Boca, resulta el escenario adecuado para esta producción. Es dentro del teatro oficial pero no es el San Martín. Los actores ocupan todo el escenario y, como si no resultara suficiente, también utilizan el patio de butacas. Las primeras filas devenidas río que da y quita, resultan un avance del escenario sobre los espectadores.

Paco Giménez es un generador incansable de proyectos. Resulta sorprendente su capacidad de trabajo, alternando con diferentes elencos y grupos que bajo su dirección, tanto en Córdoba como en Buenos Aires, estrenan obras permanentemente. “La noche en vela”, el grupo porteño de Paco Giménez, aporta toda su experiencia actoral a este espectáculo que surge a partir de textos y películas de Pier Paolo Pasolini. Usando citas del autor y la proyección de fragmentos de Mamma Roma, Accatone y Teorema, Giménez nos propone un espectáculo bello y desconcertante a la vez. Fiore di merda es una obra donde la excelencia actoral, la sutileza y el vuelo poético de algunas imágenes alternan con groserías de fonda o bajadas de línea que resultan de tan explícitas muy a trazo grueso.

En Fiore di merda asistimos a la representación basada en la alegría ajena y el resultado final en el espectador es una mueca triste, como lo que genera ver los festejos de una despedida de soltero. Están los disfraces, el papel picado, los bocinazos... y automáticamente se dispara cierta satisfacción por la distancia y por contar con otros amigos.