viernes

nunca creí que se pudiera necesitar con tanta vehemencia de una piedra pómex.

jueves

Un reflejo en el ventanal, el sol que encandila por un segundo haciendo un juego casi imperceptible de luces y sombras, como si hubiera pasado alguien. Pero no, estoy sola. Y ya, no necesito más. Estas vacaciones se me antojan en clave "primera media hora de película de terror": 
1. ambientación early ochentosa del club, con sus casas bajas y feas de suburbio y viejas pretensiones nunca del todo abandonadas,
2. diálogos casuales anodinos que se vuelven inquietantes al estilo de "este verano va a ser tremendo",
3. electrodomésticos que se encienden solos,
4. decrépitos guardias de seguridad con uniforme y gorra saludando a la distancia,
5. voces infantiles cantando canciones infantiles en loop,
6. la noche con el cielo iluminado a relámpagos,
7. gente mostrándose jovial y feliz sin motivos aparentes,
8. imprevistos cortes de luz.

En cualquier momento empiezan los gritos.