martes

Hay que vestir santos o desvestir galanes




En el ambiente relajado del café-concert del Moliére se estrenó Jardín de Otoño. Carlos Perciavalle y Guillermo Gill interpretan a dos sexagenarias solteronas desangradas de amor por un galán de televisión. Una vez más, vemos la puesta en escena del deseo borrando los límites entre ficción y realidad cuando Griselda y Rosalía, las protagonistas, se proponen cambiar el rumbo de sus vidas secuestrando al actor de sus sueños. Aunque sabemos que la combinación de bolero más telenovela dan “película de Almodóvar”, sin embargo, Jardín de otoño se queda en el estereotipo. Estas mujeres no hacen más que exponer sus manías desde la superficialidad. Riegan flores de plástico y se nota. Tal es así que viven una experiencia que no las modifica en absoluto. ¿Cómo pueden conservar sus sueños intactos una vez que el hombre que desean las ha defraudado completamente?
En su afán por buscar la explosión del humor, Perciavalle hace abuso de tonos graves tanto como Guillermo Gill recae en el falsete. ¿De qué se trata? ¿Es una parodia? ¿La idea es burlarse del patetismo de dos ancianas? Un buen momento de la obra es la breve imitación de China Zorrilla, donde vislumbramos algo del Carlos Perciavalle que conocimos en los ’80, aunque sin los brillos de entonces.
Por otra parte, en Jardín de otoño hay un uso acertado y cabal de la tecnología. A través de una pantalla rebatible podemos ver fragmentos de la telenovela que hace suspirar a estas mujeres. La tira que vemos proyectada sigue la estética que popularizó Polka, marca indiscutible en la actualización del género, con sus galanes carismáticos, algo grasas pero fervientes defensores de “la cultura del trabajo”, siempre orgullosos de su humilde origen. Y aunque la telenovela cambió, se actualizó, empezó a retratar otros temas y a incorporar personajes que antes le estaban vedados, sin embargo, la mirada sobre el género que propone Jardín de otoño sigue repitiendo los mismos viejos y anquilosados lugares comunes. Se ve a las espectadoras como ganado, embrutecidas, embobadas frente al televisor. No está a la altura de la reflexión que el mismo género hizo sobre sí mismo. Así, esta edulcorada versión de un bolero no habla más que de la afectación del espectáculo en sus prejuicios.



Ficha técnica:
Jardín de Otoño
Una obra de Diana Raznovich
Dirección: Carlos Perciavalle
con Carlos Perciavalle - Guillermo Gill - Julián La Bruna
Estreno: Jueves 20 de mayo de 2010
Funciones: Jueves, viernes y sábados, 20.30 hs.
Sala: Teatro Moliére – Balcarce 678, Buenos Aires
Localidades: $ 80.- en venta en el teatro y Ticketek, 5237-7200


publicada en Tiempo Argentino el 7/6/10