Mi hermana, la del medio, se acaba de separar de su última pareja y en un rapto de temeridad sacó un pasaje para Egipto. Ayer, en el aeropuerto, la despidieron mis viejos y sus dos hijos. Supuestamente, se va por un mes. Supuestamente, va a conocer a un tipo que contactó por el chat. Mi hermana es de hacer esas cosas. No voy a detenerme en detalles tales como que el egipcio prácticamente no sabe inglés, algo que comparte con mi hermana, y vaya una a saber en qué koiné se han comunicado durante los seis meses que duró el intercambio verbal.
En otro momento, tal vez me lo tomaría en broma. Pero sé que mi papá está muy angustiado por todo esto, más que otras veces. No es la primera vez que alguna de sus hijas le sale con cualquiera aunque creo que a eso debe ser difícil acostumbrarse. Yo misma me fui a los diecinueve a andar a caballo por Jujuy y no me importó nada de nada.
Verlo a mi papá así me hizo acordar las cosas que él llegó a hacer por mis hermanas y por mí. En especial, los pequeños sacrificios cotidianos. Me recordó, por ejemplo, cómo a las cuatro o cinco de la mañana de muchos (muchísimos) domingos se ponía el despertador, se cambiaba el pijama por ropa de calle y nos iba a buscar a alguna fiesta en la loma del orto. Por lo general, entrábamos al auto con cara idem, o porque la estábamos pasando bien y nos queríamos quedar o había sido un embole y él trasnochó sólo para que nosotras nos aburriéramos. Nunca estábamos conformes. Nunca felices.
Me pregunto cómo va a ser Pipi. Qué cosas la van a movilizar que yo no comprenda o que me parezcan peligrosas y qué voy a hacer cuando no sepa cómo cuidarla. Ante esto, Nico se me hizo el progresista. Que haga lo que ella quiera, me dijo y me descolocó. Me esperaba el padre celoso y posesivo que me dejara a mí en el papel de madre comprensiva. Por ahora, prefiero no creerle y esta noche dormir tranquila.
En otro momento, tal vez me lo tomaría en broma. Pero sé que mi papá está muy angustiado por todo esto, más que otras veces. No es la primera vez que alguna de sus hijas le sale con cualquiera aunque creo que a eso debe ser difícil acostumbrarse. Yo misma me fui a los diecinueve a andar a caballo por Jujuy y no me importó nada de nada.
Verlo a mi papá así me hizo acordar las cosas que él llegó a hacer por mis hermanas y por mí. En especial, los pequeños sacrificios cotidianos. Me recordó, por ejemplo, cómo a las cuatro o cinco de la mañana de muchos (muchísimos) domingos se ponía el despertador, se cambiaba el pijama por ropa de calle y nos iba a buscar a alguna fiesta en la loma del orto. Por lo general, entrábamos al auto con cara idem, o porque la estábamos pasando bien y nos queríamos quedar o había sido un embole y él trasnochó sólo para que nosotras nos aburriéramos. Nunca estábamos conformes. Nunca felices.
Me pregunto cómo va a ser Pipi. Qué cosas la van a movilizar que yo no comprenda o que me parezcan peligrosas y qué voy a hacer cuando no sepa cómo cuidarla. Ante esto, Nico se me hizo el progresista. Que haga lo que ella quiera, me dijo y me descolocó. Me esperaba el padre celoso y posesivo que me dejara a mí en el papel de madre comprensiva. Por ahora, prefiero no creerle y esta noche dormir tranquila.
2 comentarios:
nose que tiene que ver, ni que hago aca, mucho menos como llegue...pero....se invito a ver....
MATCH DE IMPROVISACION.....CORRIENTES 1555..... TEATRO LIBERARTE.... VIERNES 23.30 HS...
quedan pocas funciones.......
WWW.LPI.COM.AR
¿?
hola,
mi papá hacía lo mismo conmigo y mis dos hermanas mayores...y se volvía loco también porque básicamente yo hago cualquier. ahora se preocupa al pensar que mi marido se de cuenta y quiera devolverme teniendo ya dos hijos...
te descrubrí porque soy amiga de merin.
bueno, eso.
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