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El entrepiso

En "El entrepiso" el protagonista funciona como narrador y maestro de ceremonias de un grupo de seres fantasmáticos. Daniel, postrado en el centro del escenario, comienza su discurso evocando a la generación beat, incluso recita fragmentos de Aullido, el poema emblemático de Allen Ginsberg. Así nos sitúa en un lugar de Estados Unidos y en una época, los años ’60. Sin embargo, el tiempo ha pasado y todo lo que veremos en escena se trata de eso, de una evocación de un pasado remoto. La obra adquiere ribetes autobiográficos. El autor, Dennis Weisbrot, comenta en una entrevista que le realizó Hilda Cabrera para Página 12 cómo pasó su juventud en esos “bares beat”, sus problemas con las drogas y el constante deambular de un extremo a otro de su país entendidos como una marca de esa generación.

Sin embargo, la obra habla de un encierro. El entrepiso pareciera más bien la localización geográfica de un no-lugar, de una parálisis. Una alusión bastante explícita a la adicción a la heroína. Una fotografía incinerada pasa por contigüidad a caracterizar el consumo de drogas. Acompañan a Daniel cuatro seres que toman alternativamente la palabra. Lo que cuentan es aterrador y en lo doloroso de sus relatos, los reconocemos como fantasmas. Esta historia podría ser infinita, sabemos cuando nos vamos que se repetirá una y otra vez aunque ya no seamos nosotros los espectadores de su drama.

Claudio Ferrari es el director de la puesta en escena. También fue el responsable de la versión argentina de “La Niñera”. Y creo ver en esto una relación. Ese entrepiso, por sus ribetes fantasmagóricos, podría estar situado en cualquier lugar del mundo. Sin embargo, está en Estados Unidos y por eso, sus fantasmas pueden referirse al Sur de la manera en que lo hacen, pueden haber ido a parar a “hospitales de negros”, pueden ser adictos a la heroína o regentear prostíbulos donde mujeres hacen strip-tease. En ese sentido y salvando las distancias, creo que logra un efecto parecido a lo ocurrido con la serie “La niñera”. Hay una distancia (¿de idiosincrasias?, no lo sé) que parece querer borrarse y sin embargo, a mí como espectadora se hace más patente. Ambos textos fueron producidos en un contexto diferente. ¿Qué significa llevarlos a escena en la Buenos Aires del 2005? Dejo abierto el interrogante a los futuros espectadores.

"El entrepiso", de Dennis Weisbrot.
Con: J. Alonso, C. Charra, F. Ferrari, F. Lázaro y T. Murias.
Dirección: Claudio Ferrari.
Se puede ver los viernes a las 21 hs. en el teatro Anfitrión, Venezuela 3340, tel: 49312124.

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