miércoles

Baccarat en el Club del Vino

Los espectáculos en vivo de Baccarat resultan siempre una experiencia peculiar. Ya sea por el sonido a punto de aturdir al espectador, o la insistencia de usar pistas grabadas aunque se cuente con toda una orquesta, la cosa es que Baccarat hace de lo precario un estilo propio. Todos los sábados, después de la 1 de la mañana se están presentando con su espectáculo “Baccarat en castellano” en el Club del Vino.

El repertorio es bastante ecléctico. Puede ir desde temas propios de sus tres discos, pasando por All of me en la sección “standar de jazz” o repasar gran parte de los éxitos del Festival de San Remo. El sábado pasado incluyeron hasta una chacarera. El escenario del Club del Vino da un marco propicio a la hermosa voz de Pángaro y le permite lucirse en un espacio más íntimo. Según su costumbre, las chicas no dejaron de desafinar siempre que pudieron. Cantaron, bailaron y fueron el soporte ideal a los delirios discursivos de Pángaro. El cantante brilló no sólo en su terreno sino que además probó sus dotes actorales usando uno de los recursos más viejos del actor popular: la sanata. Esa posibilidad de hablar largamente –como si fuera una autoridad– sobre cualquier tema que se proponga que encumbró a actores como Fidel Pintos. El sábado pasado, el tópico elegido fue la realeza, quizás inspirado en las recientes bodas del príncipe Carlos de Inglaterra. Una vez planteada la cuestión, Pángaro desplegó una serie de asociaciones libres cada vez más disparatadas. También sugirió que el público participara a través de papelitos susceptibles de ser arrojados a los músicos.

A lo largo de los años, Sergio Pángaro y Baccarat fueron probando y refinando ese cruce de estilo cóctel y karaoke que se convirtió en la marca más distintiva del grupo y aquello por lo cual vale la pena ver sus shows.

Sergio Pángaro y Baccarat se presentan en el Club del Vino, Cabrera 4737. Tel.: 4833-0048/9, los sábados de abril a la 1hs.

viernes

Una parodia posmoderna clásica

Aunque ya bajó de cartel, Electra Shock resultó la propuesta más interesante del Festival de Teatro Griego organizado por la Fundación Konex.

Desde que ingresamos a la sala se nos advierte que lo que vamos a ver no es teatro griego de túnica y coturnos. Nos recibe el coro con minúsculas prendas de cuero bailando música electrónica mientras se proyectan diapositivas que presentan a cada uno de los actores y agregan comentarios del director.
Es la voz chillona del propio Muscari quien pide apagar los teléfonos celulares y aprovecha para advertir que la puesta tuvo que ser modificada. Nos recuerda que estamos sentados en “butacas ignífugas” pero que la experiencia hubiera sido otra si la Ciudad de Buenos Aires hubiera habilitado el galpón previsto por Konex para este festival. Termina su intervención con un “¿Fal, empezamos?”
La propuesta de Muscari sigue los parámetros de toda buena parodia posmoderna clásica. Por empezar, todo nos recuerda que estamos en el teatro. Las actrices son llamadas por sus nombres: Fal, Vallina, etc., hacen bromas sobre el vestuario y utilizan un micrófono para romper la monotonía de ciertas escenas. El coro funciona dejando ver el procedimiento: son apuntadores, utileros, asistentes. En todo momento se sigue la tragedia de Sófocles pero se le sobreimprime la mirada posmoderna.
Es Clitemnestra la encargada de justificar esa inclusión de la música electrónica en el texto de Sófocles cuando sostiene que para que haya tragedia es necesario un mundo con reglas claras, algo que ya no es posible en este tiempo. Electra Shock termina con un apoteótico número musical (coreografía y fuegos artificiales incluidos). Si Muscari prometía “tragedia show y alto voltaje”, podemos decir que cumplió con creces.

Electra Shock
Dramaturgia y dirección José María Muscari
Con: Carolina Fal, Luciano Suardi, Stella Galazzi, Julieta Vallina, Horacio Acosta, Mercedes Scápola Morón, Guillermo Arengo.
Coro: Analía Nuñez, Martín Urbaneja, Juliana Muras, Federico Amador, Dolores Fernández, Pablo Kocacs.
Teatro Lorange