jueves

Que la derrota no te enchastre

"El sabor de la derrota" transcurre en medio de un campo en la provincia de Buenos Aires a principios de siglo XX. Un padre enfermo y manipulador; un hijo tironeado entre su deseo de viajar a la Capital y sus compromisos filiales. Completan el elenco una mujer desesperada y un peón ladino. Todo transcurre la noche en que finalmente Eusebio dejaría el campo para buscar mejor suerte en Buenos Aires. El deterioro físico y moral su padre resulta sinecdótico con el pasado familiar de bienestar perdido. Ya no les quedan ni proyectos ni contactos... la tierra se volvió lodo, la casa de la infancia es un lugar inhóspito y sin embargo, Eusebio no logra salir. Pero cuando llegue Teodora, los planes podrían cambiar... Demás está decir que todo en "El sabor de la derrota" está muy sucio, enlodado, medio podrido (como los lechones que robó la chica).

A unas muy buenas actuaciones, equilibradas entre la seriedad de la situación y pequeños toques de humor, se suma una excelente dirección. La apuesta escenográfica despliega una gran pericia técnica. Se trata del frente de la casa de campo, pero parte de la obra ocurre en su interior, al que accedemos a través del hueco de la ventana sin por eso perder visibilidad. El sabor de la derrota, con dramaturgia y dirección de Sergio Boris estuvo en escena la temporada 2004 en el Teatro San Martín y ahora se reestrena en el Espacio Callejón. Este es el último espectáculo de La Bohemia, un grupo de investigación teatral que surgió en 1998. Martín Kahan, Daniel Kargieman, Darío Levy y el propio Sergio Boris recorrieron varios festivales con su obra anterior de la cual el grupo toma el nombre. En este nuevo espectáculo se incorporó Laura López Moyano.

El sabor de la derrota
Dramaturgia y dirección: Sergio Boris
Con: Martín Kahan, Daniel Kargieman, Darío Levy y Laura López Moyano
Espacio Callejón
Humahuaca 3759
Teléfono: 4862-1167
Sábados - 23:30 hs

Día Mundial del Teatro

En 1948, Julian Huxley propone a la Unesco la creación de un organismo no gubernamental. Tras el cruento conflicto desatado por gobernantes, políticos, economistas y militares, los hombres de teatro manifestaban su esperanza –y su confianza- de que el arte escénico estableciera lazos permanentes de solidaridad y comprensión entre los países. Así, nace el Instituto Internacional del Teatro.
En 1961, en el Noveno Congreso del ITI, realizado en Viena, un delegado de Finlandia propone la creación del Día Mundial del Teatro. Y se fija el 27 de marzo porque fue cuando se inauguró en París el Teatro de las Naciones, ITI, Unesco, un festival de teatro de los países del mundo.
Fue Saulo Benavente, el escenógrafo, quien en 1958 luchó para crear aquí el Centro Argentino, con la participación de grandes figuras del teatro, como Orestes Caviglia, Luisa Vehil, Delia Garcés, Edmundo Guibourg... Actualmente el Comité Ejecutivo del Centro Argentino está integrado por: Presidente, Jorge Rivera López, Vicepresidente, Guillermo de la Torre, Secretario, Francisco Javier, Tesorero, Jorge Hacker, Secretaria de Actas, Elisa Strahm, Vocales, Onofre Lovero, Marcela Sola, Fernando Heredia, Juan José Bertonasco, Fernando Sabsay y Sally Arrivillaga.
Fuente: Cristina Gómez. Foro Celcit, 27 de marzo.

lunes

¿Sueñan los cowboys con ñandúes en llamas?

En Vapor, de Mariano Pensotti, las situaciones pasan a un ritmo vertiginoso. Son fotos, fragmentos de historias que una vez contadas dan paso a la siguiente. El mundo representado recuerda al de La Estupidez de Rafael Spregelburd: un motel en las afueras de Las Vegas donde el cartel luminoso perdió la “t”.
La escenografía es mínima y al mismo tiempo, compleja. La escena está encuadrada por columnas de lamparitas, como las que rodean los espejos de los camarines, pero también como las del teatro de revista. Una pantalla, al fondo, divide el espacio en dos planos donde los personajes “hablan a cámara”, tal como nos acostumbró la tele en los talk show, y cuentan sus miedos.
La dirección saca partido de las virtudes de los actores y les permite lucirse. Uriel Milsztein, con su ropa de cowboy, resulta tierno y vulnerable. Nayla Pose Dan está sexy, enorme y desaprensiva. Juan Minujín y su traje de joven oficinista aporta sus matices al heterogéneo grupo. La música en vivo, Ana Foutel y su pianito, crea climas y situaciones de humor.
Sin embargo, lo que me resulta más interesante de Vapor es que está construida con restos, con anotaciones al margen, pensamientos rápidos, genialidades, que nunca encontrarían su lugar en el centro de la página. La noción misma de personaje tambalea ante la propuesta de Pensotti cuando pone en escena enunciados cuyo garante ya no es el cuerpo singular del actor, donde el fluir de los diálogos resulta más importante que saber quién está hablando. Una voz puede pasar por el cuerpo de varios actores y un diálogo puede ser actuado por una misma persona. En definitiva, Vapor, una obra que le gustaría mucho a Manuel Puig.

Escrita y dirigida por Mariano Pensotti
Con Uriel Milsztein, Juan Minujín y Nayla Pose Dan
Música: Ana Foutel
Espacio Callejón, Humahuaca 3759
Tel: 4862 1167Viernes 23 hs.

jueves

Una historia de amor bien contada

Por Juan Terranova

La trama de “El Amor (primera parte)” es realmente simple: Pedro y Sofía se conocen, se enamoran, se conocen un poco más, se van a vivir juntos y después de dos años, se separan.

¿Por qué la película es tan interesante, entonces? Primero, porque la historia que cuenta, aunque extremadamente simple, es una historia de hoy que se viene contando desde siempre y que todos estamos dispuestos a escuchar, ver, leer o presenciar una vez más. Al fin de cuentas, es una buena historia de amor.

Una vez admitido esto, la película resuelve muy bien cuestiones que no son detalles. La actuación, que recae casi exclusivamente sobre los dos actores, es excelente. Luciano Cáceres compone un Pedro con pocos gestos pero muy significativos, médico residente, buen pibe, pero completamente inútil a la hora de arreglar el tapa rollo que hace que la cortina se trabe. Leonora Balcarce va elaborando de a poco a una sensual Sofía que crece y termina siendo toda un revelación. Estudiante de comunicación, trabaja en una consultora, lo lleva a Pedro al teatro y Pedro no entiende nada.

Por otra parte, el montaje es astuto y sólido, y lleva al espectador de acá para allá sin demoras, enganchando climas y situaciones de una manera ágil y precisa. Y tanto las pequeñas y bizarras viñetas seudo-científicas que interrumpen cada tanto el relato como la gráfica que separa las diferentes etapas de la relación (“La convivencia”, “el sexo”, “lo irritante”) están realmente puestas con buen criterio.

Y después, de fondo pero muy presente, la Buenos Aires de los porteños. No hay tango, no hay Puerto Madero, no hay obelisco. Es un barrio, de clase media alta, sí, pero que podría ser casi cualquier barrio. Una ventana iluminada en la oscuridad de la noche, las rejas de un ascensor, un pedazo de melón en el mármol de la cocina, las voces en el contestador. Son postales que reconocemos como propias y, aparte, son bellas.

El cine argentino, que no es tan malo como se comenta siempre en círculos eruditos y de los otros, pero sí es verdad que nos ofrece pocas historias tan sentidas y bien llevadas a la pantalla como ésta.

El dramaturgo Nelson Rodrigues mandaba a los fríos poetas concretos a ver “Love Story” y les decía que se dejaran de joder con esas cosas feas que hacían. Hoy, si duda, los mandaría a ver “El amor (primera parte)”.

Diario de la tesis

Tuve que parar, reflexionar y encarar la tarea por otro lado. Una parte importante del trabajo que estoy haciendo es el análisis de las obras. Ya había empezado a escribir pero me di cuenta de que no estaba dando en el clavo, estaba leyendo textos pero no estaba leyendo teatro. Gran diferencia.
Entre el martes y el miércoles estuve poniendo a punto un posible modelo de análisis (demasiado pomposo para decir una guía de lectura). Voy a pasar a ese modelo todo lo que hice hasta ahora y desde ahí continuar.

martes

A Scenarium

Debo confesar que A Scenarium me causó cierta perplejidad. Y no sólo a mí. Mientras sacaba la entrada, escuché a un matrimonio mayor comentar: “acá dice que es una obra para grandes y chicos, ¿nos habremos confundido?” La posibilidad de que el público se componga también de niñitos adorables no deja de inquietar a los mayores (me incluyo, mea culpa por los prejuicios). Pero además, está el título. Yo creí —ingenua de mí— que se trataba de un culto latín pero resultó ser parte de los “ruiditos” (y no palabras) que dejarían ver mejor la situación dramática pelada.

En A Scenarium vemos a dos actores desarrollar una rutina propia del clown, esas del tipo “vení para acá, andá para allá...” Pero lo hace a partir de dos procedimientos, uno de ellos funciona a favor y otro en contra. Empecemos por el segundo: la obra está hablada en un “japonés” sorprendentemente parecido al cocoliche vernáculo. Es un recurso extremo y como espectadora no dejó de incomodarme porque creo que limitó notoriamente la trama. Al estar tan dificultada la comunicación, sólo queda un eterno y estereotipado presente. Sin embargo, la obra cuenta con un gran acierto. A partir de sus muchos recursos, los actores logran instalar la lógica y la verdad de los dibujitos animados. Una espada puede crecer hasta volverse ingobernable; una ambulancia se puede guardar en un bolsillo. El escenario se vuelve puro juego y eso se disfruta.
Ambos procedimientos adquieren otra significación si los leemos a partir del programa de mano y la alusión a “la nueva dramaturgia”. Robino, que pertenecería a este colectivo, pareciera querer desligarse de esa marca reaccionando contra la imputación de textualismo y excesiva reflexión sobre del lenguaje propia del llamado teatro posmoderno. De allí que las palabras terminan convirtiéndose en puro bla bla bla.
Más allá de todo esto, creo que A Scenarium no deja de ser un ejercicio, un divertimento de Alejandro Robino y como tal está bien pero nos hace extrañar sus otras propuestas escénicas.

A Scenarium, escrita y dirigida por Alejandro Robino
Con Ezequiel Martelliti y Andrés Carballido
Viernes 21 hs. en el Celcit, Bolívar 825
Tel: 4361 8358

Novedades

Ya salió un nuevo número de "El interpretador", revista mensual de literatura, poesía y afines. En esta edición, escribí sobre el teatro Anfitrión. También hay ensayos, cuentos y poesía. La dirección es: www.elinterpretador.com

teatros independientes en pugna

Finalmente, la semana pasada se pudieron estrenar las obras previstas para el festival de teatro griego organizado por Konex. Aunque no lograron hacerlo en el lugar previsto, la Ciudad Cultural Konex. Este acontecimiento tuvo cobertura por parte de la prensa y finalmente se pudo encontrar una solución. No es el caso de otros teatros.

La tragedia de Cromañón ha dejado al descubierto la precaria y compleja situación de muchísimos teatros independientes de la ciudad y los vacíos legales que no prevén la realización de espectáculos en lugares no convencionales (entre muchas otras cuestiones). Dos teatros fueron clausurados, otros cerraron sus puertas anticipándose para no correr la misma suerte. El comienzo de la temporada se va demorando hasta se cuente con una solución. ARTEI, la agrupación que nuclea a teatros independientes, estuvo muy movilizada, comunicando cómo iba la negociación con el gobierno de la ciudad para lograr un convenio.

El problema tiene sus aristas y muchas y contradictorias son las voces que se alzaron para defender o atacar lo actuado hasta ahora. Unos reconocen trabajar contra el reloj, se habla de la cantidad de matafuegos necesarios y de salidas de emergencia. Otros evocan las viejas glorias del teatro independiente y cómo eran esas salas. Desde el gobierno se quiere preservar la idea de una Buenos Aires como capital del teatro latinoamericano. Repito, la situación es muy compleja y hace que hoy nuestro interés se centre tanto en el futuro de las salas como en la crítica a tal o cual espectáculo.