lunes

¿Sueñan los cowboys con ñandúes en llamas?

En Vapor, de Mariano Pensotti, las situaciones pasan a un ritmo vertiginoso. Son fotos, fragmentos de historias que una vez contadas dan paso a la siguiente. El mundo representado recuerda al de La Estupidez de Rafael Spregelburd: un motel en las afueras de Las Vegas donde el cartel luminoso perdió la “t”.
La escenografía es mínima y al mismo tiempo, compleja. La escena está encuadrada por columnas de lamparitas, como las que rodean los espejos de los camarines, pero también como las del teatro de revista. Una pantalla, al fondo, divide el espacio en dos planos donde los personajes “hablan a cámara”, tal como nos acostumbró la tele en los talk show, y cuentan sus miedos.
La dirección saca partido de las virtudes de los actores y les permite lucirse. Uriel Milsztein, con su ropa de cowboy, resulta tierno y vulnerable. Nayla Pose Dan está sexy, enorme y desaprensiva. Juan Minujín y su traje de joven oficinista aporta sus matices al heterogéneo grupo. La música en vivo, Ana Foutel y su pianito, crea climas y situaciones de humor.
Sin embargo, lo que me resulta más interesante de Vapor es que está construida con restos, con anotaciones al margen, pensamientos rápidos, genialidades, que nunca encontrarían su lugar en el centro de la página. La noción misma de personaje tambalea ante la propuesta de Pensotti cuando pone en escena enunciados cuyo garante ya no es el cuerpo singular del actor, donde el fluir de los diálogos resulta más importante que saber quién está hablando. Una voz puede pasar por el cuerpo de varios actores y un diálogo puede ser actuado por una misma persona. En definitiva, Vapor, una obra que le gustaría mucho a Manuel Puig.

Escrita y dirigida por Mariano Pensotti
Con Uriel Milsztein, Juan Minujín y Nayla Pose Dan
Música: Ana Foutel
Espacio Callejón, Humahuaca 3759
Tel: 4862 1167Viernes 23 hs.

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